El miedo invade a la escuela “Benito Juárez”

21.02.2018

Por: María Estela Isidro Miguel                                                                                                    El martes 19 de septiembre parecía ser un día como cualquier otro; en todas las dependencias públicas se llevó a cabo un simulacro en conmemoración del sismo que sacudió la Ciudad de México en 1985. Apenas habían transcurrido dos horas de este ejercicio, cuando nuevamente se sintió un movimiento que causó enorme desconcierto en la ciudadanía, ya que la alerta sísmica no se activó hasta segundos después. Se trataba de un sismo con epicentro en el Estado de Morelos y una intensidad de 7.1 grados Richter.

Como medida de prevención, todas las escuelas de los estados involucrados fueron cerradas hasta que las autoridades correspondientes hicieran una revisión y emitieran un dictamen para que se reanudaran las clases de manera normal. En el Estado de México, algunos municipios no sufrieron muchos daños, uno de ellos el municipio de Cuautitlán Izcalli, del cual se va a presentar un testimonio acerca de la situación y del proceso por el que pasaron alumnos y padres de familia para la reanudación de clases, especialmente de la secundaria Benito Juárez.

Dos semanas y nada.....

Un padre de familia con dos hijos jóvenes, uno cursando el segundo grado y otro el tercero en la Escuela Secundaria Oficial N. 0619 "Benito Juárez", ubicada en Santa María Guadalupe las Torres. Cuautitlán Izcalli, Estado de México, generosamente comparte su testimonio acerca de lo ocurrido:

Después del 19 de Septiembre, la Escuela Secundaria Benito Juárez permaneció cerrada. Durante los primeros días no se pedía información porque teníamos entendido que no se iban a abrir hasta que un Director Responsable de Obras (DRO) realizara la revisión y emitiera un dictamen para la apertura de la escuela. Después de transcurrida la primera semana del 25 al 29 de Septiembre, la información que obteníamos por parte de la escuela, era por medio de carteles que pegaban en la entrada. En ellos avisaban que no reanudarían las clases hasta nuevo aviso.

En la segunda semana, del dos al seis de Octubre, seguíamos con la misma información. Sin embargo, comenzaba a haber rumores acerca de que la escuela había sufrido daños graves, surgieron inquietudes por que ya habían transcurrido dos semanas y veíamos que en otras escuelas los niños ya regresaban a clases. Así que decidimos acudir a la escuela para pedir al director información, queríamos saber si ya se había realizado la revisión, porque en otras escuelas ya se había hecho y solo esperaban que saliera en las listas de la Secretaria de Educación Pública (SEP). Sin embargo, la respuesta no fue la que esperábamos; de hecho, en las primeras visitas no obtuvimos ninguna respuesta por parte del director.

¡Un altavoz atemorizante nos habla!

Nos organizamos en grupos pequeños los padres de familia de tercer grado, para acudir a la secundaria y exigir que se nos informara, queríamos saber si los rumores eran ciertos acerca de que la secundaria había sufrido daños graves, y también que nos informaran de los avances en la revisión. Cuando llegamos tocamos la puerta, sin embargo, no hubo respuesta pensábamos que adentro no había nadie. Al paso de unos minutos, escuchamos que nos hablaban pero con un altavoz, todos quedamos desconcertados y no sabíamos quién era. Después nos dimos cuenta que era el director, quien mediante ese medio nos informaba que aún no se había hecho la revisión del DRO, únicamente habían ido de protección civil, pero que la instrucción era tener el dictamen del DRO para reabrir la escuela.

Durante esa semana continuamos formando pequeños grupos para acudir a pedir informes, y la respuesta siempre era la misma: el director en ningún momento salió a dar la cara, ni tampoco a resolver nuestras dudas.

Las tareas, pura ficción

Después del 06 de octubre, al no tener respuesta de la apertura de la escuela, los maestros decidieron dejar tareas porque ya había pasado mucho tiempo sin clases y no se tenía fecha de apertura.

Por medio de carteles que se pegaron en las colonias cercanas, anunciaron un blog en donde se supone que dejarían las tareas, incluso aparecía la dirección de la siguiente página: pag.secundaria619matutino.blogspot.com.Sin embargo, al intentar ingresar a la página, ésta no abría.

Supuestamente los profesores decían que sí abría la página, pero muchos de los padres de familia no pudimos acceder. Así que muchos jóvenes incluyendo mi hijo, no realizaron ninguna tarea. Hasta que decidieron colocar letreros con unas cuantas tareas para los que no pudieron acceder a la página.

Auto reubicación

En la semana del 16 al 20 de Octubre ya había rumores acerca de la revisión de la escuela. Fuimos nuevamente a pedir información y el director por medio del altavoz, nos dijo que ya la habían revisado pero que únicamente estaban a la espera de que saliera publicada en las listas de la SEP. Hasta que por fin, el día jueves 26 colocaron el dictamen en la entrada de la escuela y a lado un letrero que mencionaba que el viernes 27 de octubre se reanudaban clases, también que habría una junta para todos los padres de familia en general.

Me presenté a la junta para ver que explicación daría el director (aclaro que fue la única ocasión que nos atendió de cara); nos informó que en efecto, la escuela si tenía daños pero que eran superficiales, si podrían ser ocupados todos los salones para tomar clases. Los padres dimos un recorrido por las áreas afectadas, esto generó mucha inquietud en los padres. Argumentaban que no permitirían que sus hijos tomaran clases en esos salones, ya que representaba un riesgo para su integridad. Así que se realizó una votación para decidir si nuestros hijos regresaban a clases, y para obtener una solución ante esa situación.

Llegamos a la conclusión de que no dejaríamos que los jóvenes tomaran clases en esos salones. Aunque únicamente tenían grietas y no eran tan graves, decidimos que fueran reubicados. Los salones afectados fueron principalmente los de tercer año que son cuatro.

En la escuela hay salones de cómputo y algunos talleres, así que propusimos que fueran ocupados para que ahí retomaran las clases los chicos de tercero. Sin embargo, solo son tres los salones que no se ocupan a diario, así que uno de los grupos tuvo que dividirse en dos para que todos pudieran regresar a clases. Pero de igual forma, los otros grupos resultaron afectados porque ahora sus actividades las tienen que realizar en su mismo salón o buscar horarios adecuados para no coincidir, lo cual resulto muy difícil. Y también el grupo que se dividió y se distribuyó entre los otros, provocó un aumento de alumnos para los maestros. De por sí, los grupos son de 30 jóvenes. Por su parte, el director nos informó que así permanecerían hasta que se repararan los salones.

Al día 20 de Noviembre solo sabemos que el director pidió apoyo a la SEP para la reparación de los salones, y que hasta el momento no ha obtenido respuesta alguna, que es posible que los jóvenes terminen de esta manera el ciclo escolar, la verdad son pocas las posibilidades de que se puedan reparar antes.

¿Decisiones acertadas?

Quienes lean este testimonio, quizá piensen que las acciones del director y las de los padres, no fueron las más convenientes. Lo cierto es que fue la mayoría de los padres quienes se negaron a que sus hijos ocuparan los espacios agrietados, a pesar de que según el dictamen del DRO, los daños solo eran superficiales.

Lo que quizá llama más la atención, es la forma en que se impuso el miedo para gestionar el retorno a la escuela; el miedo del director a conversar y comunicarse

cara a cara con los padres; el temor de los padres por la seguridad de sus hijos; y desde luego, el miedo de los jóvenes, quienes al ver las grietas en las aulas donde antes del sismo pasaban tantas horas, conviviendo y compartiendo experiencias, ahora eran un distractor, solo les traían dolorosos recuerdos, eran una fuente de temor. A esto se agregan las afectaciones a los jóvenes de primero y segundo, que se vieron imposibilitados de tomar los talleres donde acostumbraban.

El retorno a la normalidad no ha sido fácil para nadie, pero la desinformación, el silencio, la confrontación, la indiferencia, y la negativa a escuchar, lo hace aún más difícil.











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